viernes, 6 de junio de 2008

¿Una clase de cultura y derecho?


¿Qué se entiende por injuria o difamación?

La injuria es la ofensa al honor de una persona que esta presente y que se puede hacer en privado.
La difamación es la ofensa al honor de una persona que puede estar ausente, hecha ante otras o la publicación de hechos de menosprecio y rebajamiento ante la opinión pública que son falsos. Lo relevante en la difamación es la divulgación y publicidad que se hace de un hecho a un tercero.
En cuanto a las libertades de expresión y de información decir que toda información ha de ser constatada con la veracidad de hechos o situaciones que afecten a la esfera personal.
Respecto a la libertad de información la lesión en si del derecho debe de ser constatada con la veracidad de lo relatado ya que el que transcribe un hecho puede introducir elementos subjetivos que hacen perder la objetividad de una información.


Derecho a la intimidad
¿ Qué es la intimidad?

La intimidad es la esfera personal de cada uno, en donde residen los valores humanos y personales, siendo un derecho fundamental para el desarrollo de la persona y de la familia además de ser un ámbito reservado a la curiosidad de los demás contra intromisiones y indiscreciones ajenas.
La intimidad se ha protegido siempre de forma limitada. Por ejemplo, la violación de la intimidad domiciliaria, se centrará en aquellos casos en los que se produzcan registros no permitidos y vejaciones injustas ocasionados por los mismos.
No solo se centrará dentro de este ámbito sino que además también afecta a otros campos como son las violaciones de la correspondencia y comunicaciones personales, intimidad laboral, obtención de datos relativos a la intimidad personal, familiar, o de terceros pertenecientes a la esfera de la familia.
De tal forma que la intimidad es aquella esfera personal y privada que contienen comportamientos, acciones y expresiones que el sujeto desea que no lleguen al conocimiento público .
Todo lo expuesto anteriormente requiere una protección jurídica con el fin de que se respete la vida privada y familiar garantizando a la persona esa esfera o zona reservada en donde transcurren las circunstancias de la vida personal, nacimiento de hijos, embarazos, enfermedades, desengaños amorosos, aspectos profesionales, en definitiva, cosas que ocurren en la vida de toda persona.


Hipocritas

Mientras la mayoria del planeta se muere de hambre, una minoria privilegiada vive nadando en la sobreabundancia, ahogandose en el rebosar de bienestar y, lo que es peor, quejandose de su situación.
La riqueza en algunos países, España entre ellos, ha crecido increíblemente en los últimos 100 años, pero no del mismo modo la solidaridad y generosidad hacia los países que no han tenido la misma suerte.

Se comprende que rellenar los informativos en verano es tarea complicada, pero hasta este punto... Hoy en varios medios aparecía la noticia de que siete niñas norteamericanas habían sido encontradas por un misionero en África. Estaban en unas condiciones lamentables, malviviendo en un orfanato de mala muerte entre infecciones y hambre. La información tenía ese tufillo sensacionalista que sólo saben dar los yanquis, faltó la música de la lista de Shindler de fondo para que me echara a llorar. El misionero en cuestión se sorprendió cuando las niñas le hablaron con perfecto acento tejano y es que resulta que su madre las había abandonado allí.
De las decenas de miles de niños que mueren al día en países como Sudán, Angola o Camerún no decían nada. Pero claro, ellos no tienen acento de Tejas y nunca han estado en Houston, un error imperdonable por su parte.

jueves, 5 de junio de 2008

El Dolor de la Traición


Hoy encontre en otro las palabras que siente alguien muy cercano, y como a veces es mejor dar paso a aquel que las escribió de mejor modo y manera que uno mismo, adjunto un texto que ya tiene su autor, y que ademas expresa perfectamente lo que en verdad siente.


"¿Se puede medir el dolor? ¿Cuánto cabe en cada uno de nosotros? Me he sentido traicionada y me duele, me duele en el fondo de mi corazón, no creí merecerlo, no hice nada para ello, creo que no. Además es un dolor inútil, no sé quien fue, quien quiso herirme de esa forma, y mucho menos el por qué de su traición. Tampoco nadie se beneficiará de ello. Pero, tras la sorpresa y el sentimiento de frustración que ello me ha provocado, tomo una decisión: no dejaré que me hunda, no voy a darle el placer de verme triste o vencida! Voy a seguir igual, siendo yo misma, haciendo las mismas cosas, hablando con la misma gente; y el resto lo ignoraré! Tengo que hacerlo, al fin y al cabo tampoco sé quien lo hizo, sólo me llegó la acción; pero no me importa, ya no. Una vez más en mi vida voy a luchar, a seguir hacia delante. No sé aún las consecuencias que me traerán su traición, pero verdaderamente ya no me importa, ya no, ya sé cual es mi camino."

miércoles, 4 de junio de 2008

La vida, el tiempo y la muerte

El ser humano se encuentra en una lucha constante por entenderse a sí mismo, al no poder hacerlo ha tenido que refugiarse en sus teorías y descubrimientos tratando con ello de justificar su conducta a lo largo de los años; así ha creado la inteligencia artificial, para buscar comprender un poco la forma en que funciona la mente; ha inventado los viajes espaciales, para hurgar sobre su posible origen dentro del universo; ha hecho modelos matemáticos, que tratan de encerrar las leyes de la naturaleza en unas cuantas fórmulas; ha escrito poemas, buscando enmascarar sus deseos violentos con palabras bellas; ha jugado a la guerra, para demostrarse a sí mismo lo frágil que es...
De esta forma ha pasado su existencia, errando en la esperanza de satisfacer su alma con axiomas y teoremas. A lo largo de la historia el hombre ha explorado un sin fin de temas, sin embargo todos parecen apuntar hacia un lugar común, la explicación de conceptos como: la vida, el amor y la muerte, los cuales de alguna forma implican al tiempo.

La naturaleza tiende al equilibrio, una antigua leyenda cuenta que los seres vivos fueron formados por los dioses con los mismos elementos que componen al fuego y a la tierra, una vez que fueron creados se encomendó a Prometeo y a Epimeteo la tarea de repartir habilidades a todas las especies. Epimeteo quiso hacer el trabajo solo y persuadió a Prometeo para que no interviniera. De esta forma Epimeteo otorgó distintas cualidades a los animales; a unos los hizo veloces y pequeños, a otros grandes y resistentes, a otros más los dotó de garras y a otros de pieles gruesas, siempre buscando el equilibrio para que ninguna especie desapareciera a causa de una desventaja física. Ya que estuvo terminado el trabajo Epimeteo notó que había olvidado al hombre. Prometeo, al ver que el ser humano estaba condenado a extinguirse en poco tiempo, robó la ciencia y el fuego a los dioses para dárselos a los hombres.
A pesar de dichos regalos los humanos eran presas fáciles porque no sabían cómo organizarse, entonces Zeus se compadeció de ellos y les dio el arte de la política para que pudieran vivir en sociedad, gracias a ello la especie humana pudo sobrevivir.

Los polos opuestos se atraen, basta tomar dos imanes para comprobar dicha afirmación. La naturaleza necesita de las diferencias para continuar existiendo; gracias a una diferencia de potencial eléctrico, tenemos un flujo de electrones; debido a alturas distintas, existe la energía potencial y podemos observar magníficas cascadas; a causa del contraste de ideas, el hombre ha podido desarrollar su intelecto. Sin embargo los conceptos contrarios parecen no estar de acuerdo con los intereses de aquel que tiene el poder, de esta forma se busca llegar a un equilibrio nefasto en el cual las cosas son iguales, los pensamientos son los mismos y los sentimientos están impuestos por una sociedad que no busca evolucionar sino únicamente mantenerse a flote. El hombre ha desarrollado inconscientemente un mecanismo de defensa para evitar sentirse aislado y por ello busca que el mundo que lo rodea sea parecido a él, a pesar de que ello asegure su paulatina destrucción.
Por otro lado el juego de los contrarios podría haber originado la idea de un tiempo que fluye, porque para pasar de un estado a otro hace falta un puente cuya construcción escapa a los sentidos. La realidad que percibimos es como es debido a la forma en la cual estamos constituidos; diría Descartes que si el hombre tuviera un solo ojo el mundo sería plano. Gracias a que cada ojo capta una imagen distinta podemos ver los objetos en tres dimensiones. De la misma manera, porque gozamos de libertad para pensar, el mundo tiene un número ilimitado de realidades.
La ignorancia que tenemos acerca de la sustancia del tiempo nos hace ligarlo con el espacio, del cual nuestros sentidos dan razón, de esta forma la idea del tiempo se debe a un sin número de imágenes contrastadas en nuestras mentes. Si es posible que existan una infinidad de realidades o perspectivas del espacio, también es factible pensar en un transcurrir infinito del tiempo.

El ritmo es inherente a los objetos; cuando se aplica un voltaje alterno a un cristal de cuarzo se producen vibraciones mecánicas las cuales tienen una frecuencia resonante natural que depende del cristal, gracias a este efecto existen los relojes de cuarzo los cuales proporcionan una gran exactitud. Esta propiedad
también se puede ver en aquel experimento en donde un cantante al alcanzar un tono muy alto rompe una copa de cristal, lo cual se debe a que la voz ha igualado la frecuencia natural del recipiente.
Los ejemplos nos muestran que cualquier sistema; ya sea un cristal de cuarzo, un radio, una copa de vino, o incluso el ser humano, tienen una frecuencia natural intrínseca.
Cuando un sistema es excitado con su misma frecuencia natural tiende a la destrucción o al equilibrio dentro del caos. Cada hombre tiene un ritmo propio ligado íntimamente a su persona, eso explicaría los gustos musicales y las habilidades para el baile. Dicho ritmo o frecuencia natural o sentido del tiempo, depende del estado de ánimo, quizá por ello sentimos que el tiempo transcurre muy lento cuando estamos ansiosos o muy rápido cuando nos encontramos emocionados.
La percepción que tenemos de lo que nos rodea también lleva implícito un ritmo. El ojo no puede captar imágenes con frecuencias mayores a 60 Hz; el oído es incapaz de escuchar sonidos con frecuencias menores a 20 Hz o mayores a 20000 Hz; la voz se encuentra dentro de un intervalo de frecuencias que abarca desde los 300 Hz hasta los 3300 Hz. La naturaleza ha limitado nuestros sentidos, lo cual no implica que todos los fenómenos del universo se lleven a cabo dentro de los rangos sensibles al hombre. Un perro puede escuchar sonidos con frecuencias muy elevadas que el ser humano es incapaz de oír, y ello no quiere decir que el sonido que capta el animal sea inexistente, el sonido existe pero no tiene significado para nosotros. De manera similar se podría pensar que el tiempo existe porque notamos sus efectos, a pesar de que no podamos percibirlo.
La vida implica cierto ritmo; cuando el corazón deja de latir, el cuerpo muere; cuando los impulsos cerebrales se detienen, la mente muere; cuando dejamos de amar o de odiar, el alma muere.

La vida está hecha de recuerdos, si no tuviéramos memoria, cada instante sería como volver a nacer; y paradójicamente, si no olvidáramos, cada momento sería una eterna muerte. Tal vez el sentimiento de superioridad y poder, creado por el conocimiento, se deba a la relación del recuerdo y el olvido con la vida y la muerte, porque al recordar damos vida a las cosas, somos casi dioses en nuestras limitadas realidades.
Sin muerte no hay posibilidad de vida, y sin olvido el recuerdo carece de sentido; cada vez que olvidamos algo por completo sentimos que una parte de nuestra existencia ha desaparecido, como si jamás la hubiéramos vivido; por el contrario cuando evocamos un recuerdo y somos capaces de traer a nuestras mentes todos los detalles de aquel momento, experimentamos una extraña sensación, como si el tiempo hubiera regresado. Quizás el olvido sea un mecanismo de defensa en contra de la locura, o tal vez un ardid de la naturaleza para mantener el equilibrio en nuestras vidas.

Muchas culturas han considerado al círculo como la figura perfecta debido a que representa la igualdad y el equilibrio.
En términos formales: “Círculo es la figura plana circundada por una sola línea llamada periferia, respecto de la cual las rectas que sobre ella inciden desde un punto colocado en el interior de la figura son iguales entre sí. Tal punto se llama centro del círculo”.
Antiguamente se tenía la creencia de que la existencia era cíclica, es decir, que después de cierto tiempo el mundo se encontraría en las mismas condiciones en las cuales había estado un ciclo anterior.
Así el principio y el fin estarían en un mismo punto, si la vida y el tiempo se mueven alrededor de un círculo los acontecimientos sucedidos a lo largo de la periferia serían exactamente iguales en cada ciclo.
Existen muchas realidades las cuales dependen del punto de vista del observador. Olvidemos por un momento la periferia, y pensemos en el centro de la circunferencia como en una línea vista desde arriba; si cambiamos de posición veremos una línea en vez de un punto. A esta línea la llamaré eje de la evolución.
Ahora, olvidemos el centro y pensemos en la periferia como en un resorte visto desde la parte superior, de igual forma al cambiar de posición veremos una espiral. A esta figura la denominaré espiral del espacio-tiempo.
Cada punto en la espiral representa un instante de tiempo y un acontecimiento. El primer punto de la espiral es el nacimiento y el último la muerte.
Pensemos en planos perpendiculares a la línea de la evolución, los cuales cortan a la línea y a la espiral en un momento específico. Si observamos el corte desde arriba veríamos únicamente dos puntos, los cuales representan un momento en la evolución y un acontecimiento en el espacio-tiempo. A estos planos los llamaré planos del recuerdo.
Al sobreponer estos planos obtendremos nuevamente la línea de la evolución y la espiral del espacio-tiempo.
Finalmente baste decir que el primer punto de la evolución se encuentra en el mismo plano que el punto del nacimiento; y el punto de la muerte está en el mismo plano que el punto que representa el término de la evolución.
Carl Somárledi Dier

martes, 3 de junio de 2008

La gratitud de ser


Desde que la naturaleza del ser humano descubrió el significado de la soledad, se han registrado en la historia innumerables hitos en un afan por conquistar terrenos cercanos y colindantes, se han saltado inquebrantables vacios, se han registrado valores como una busqueda desesperada de sentirse acompañado en este gran viaje denominado vida.
La busqueda de respuestas a muchas preguntas, encaminan hacia otras aún más complejas y misteriosas, y con paso aletargado uno se encuentra en el camino muchas vidas que comparten tus mismos objetivos, o al menos los mismos deseos de vivir plenamente.
Llevaba mucho tiempo sin escribir, quizás la desidia, quizás el tiempo o quizás la decepción..., pero tras esa etapa, de la cual son todos los etxtos anteriores, y que vincularé a una fecha (año 2006), me vuelvo a reencontrar con muchos valores que pensé que habian dejado de existir.

Gracias a mis hijas Paloma e Irene, por recordarme el padre que soy de ellas, con todos mis defectos y mis virtudes, acertadas o no, esas dos pequeñas criaturas me han hecho luchar y sobrevivir a esta etapa tan dura.
Gracias a Ana, mi compañera de viaje, que sin darnos cuenta nos subimos a este tren sin amortiguadores, y hemos sufrido unos cuantos baches que sin la ilusión que nos une, nos hubiera hecho naufragar. Pero sobretodo porque además de baches hay una llamita preciosa que ilumina la chimenea del salón.
Gracias a mi hermano Arnaud, no encuentro una mejor definición para definir mi sentimiento hacia esta persona que mutuamente nos hemos dado las ganas de revivir aventuras, de volar juntos en la locura de la vida, de disfrutar cada uno de su paternidad, y de tantas y tantas locuras en la medianoche de Siones, ja, ja, ja, ja.

Gracias a Noelia, esa chispa resurgente vital, idealista con la cual he vuelto a adquirir la fea costumbre de comprometerme con mis propios valores, y a la cual no me queda mas que adoptarla como mi hermanita "sister".
Gracias a Jorge, Antonio, Ibon, Alvaro, Alonso, Jaqueline, Susana, Gianni y Dolores (La Calenda), y demás contertulios, por esas noches llenas de luna magica en las que nos hemos enfrascado a volar con los pensamientos, la dialectica y las fiestas, ja, ja, ja. Increíbles.

Gracias a todos aquellos que no aparecen aquí y han desaparecido como un soplo de mi vida, porque han demostrado realmente su sentir, su amistad, su apoyo, y sobretodo su tolerancia y respeto.

Gracias a ese personaje anonimo llamado Zorro, que aunque no soy yo, es lo mas parecido a mis verdaderos pensamientos y conciencia, y desde su posición ha dicho todo aquello que yo no me atrevia a decir por mi escrupulosa educación.
Y, por ultimo a mi padre, gracias por aguantarnos en todos y cada uno de los malos momentos que nos han tocado, de los cuales aun seguimos en pie, y resistiremos.

Todo esto me hace sentirme orgulloso de todos vosotros.

Gracias.

lunes, 2 de junio de 2008

La bella ingenuidad infantil


Este articulo merece la pena ponerlo integro, tal cual es; no tiene ningún desperdicio.
La niña del pelo corto
ARTURO PÉREZ-REVERTE El Semanal 3 de abril de 2005
Además de los perros, me gustan los críos pequeños. Me refiero a los de cuatro, cinco años, o así. Apurando mucho, llego hasta los de siete u ocho. A partir de ahí empiezan a parecerse demasiado a los adultos en que tarde o temprano se convertirán. Deberíamos liquidarlos a esa edad, dice un amigo mío que no destaca por su filantropía. Herodes vio la jugada: habría que despacharlos cuando carecen de currículum y aún no son estúpidos, malvados o peligrosos. Antes de que se desgracien y nos desgracien a todos. Antes de que dejen de ser deliciosos animalitos para convertirse en basura y azote del mundo. Eso es lo que dice mi amigo, que es algo drástico. Yo no llego a ese extremo, pero denme tiempo. Es verdad que a veces me pregunto para qué crecerán. Para qué diablos crecemos.El caso es que me gusta observar a los críos. Son fascinantes. Como los adultos somos imbéciles, creemos que funcionan sin ton ni son, en plan majareta; pero en realidad actúan y razonan según una lógica rigurosísima de la que sólo ellos poseen la clave. Son metódicos e implacables como un filósofo alemán. Cuando asistes a una discusión entre un niño pequeño y un adulto, al fin descubres, aterrado, que el más consecuente y lúcido siempre es el niño. A veces te miran con una fijeza tan extraordinaria, escrutándote los adentros, que terminas enrojeciendo, inseguro y confuso. Son jueces implacables y honrados; por eso resultan tan tiernos en sus afectos, tan crueles en sus combates, tan cabales en sus sanciones. Son lo que los adultos deberíamos ser un día, o siempre, y al cabo dejamos de ser y ya nunca somos.Ayer me detuve ante la verja de un colegio infantil. El griterío se oía desde el otro lado de la calle. Era la hora del recreo, y correteaban por el patio los zagales, con sus babis los más pequeños y sus jerséis de pico los mayores. Estuve un rato viéndolos alborotar en corros, reír, pasarse la pelota. Siempre me fijo más en los niños que van por libre; los que juegan solos o vagan a su aire. Me quedo mirando al que camina marcando muy serio el paso militar, como si desfilara, al que desliza pensativo la mano por los barrotes de la reja, a la niña que habla sola mientras hace extraños gestos con las manos, al que corre emitiendo indescifrables sonidos con la boca, al que salta pisando el suelo como si aplastara cosas que sólo él puede ver, y me pregunto qué tendrán en ese momento en la cabeza, a qué ensueño mental, a qué pirueta de su imaginación prodigiosa corresponden aquellas actitudes exteriores que para nosotros, adultos razonables que encerramos en manicomios a quienes hacen eso mismo con unos cuantos años más, constituyen un misterio.En aquel patio de recreo vi a la niña. Debía de tener cinco o seis años, llevaba el pelo muy corto y estaba sentada en un peldaño de la escalera con un libro ilustrado abierto sobre la falda. Leía con una concentración extraordinaria, ajena al griterío del patio, pasando las páginas enrocada en aquel rincón del mundo, en el refugio que el libro le proporcionaba. No leía con expresión plácida, sino obstinada; baja la cabeza, como si el esfuerzo de mantener a raya el bullicio circundante no fuera fácil. Se diría que aquella singular trinchera no se la regalaba nadie, sino que la conquistaba palmo a palmo, a golpe de voluntad. Enternecedoramente pequeña, sola y orgullosa, con su jersey de pico verde, su falda de cuadros escoceses y sus calcetines arrugados. Deliberadamente ajena a todo. Ella y su libro.Fue entonces cuando levantó la vista y me vio al otro lado de la verja. Sonreí como un Hermano de la Costa le sonríe a otro, cómplice; pero la niña me miró suspicaz, sin devolver la sonrisa, y comprendí cómo ella realmente me veía: adulto, extraño, intruso, inoportuno. Aquella francotiradora diminuta, deduje, no necesitaba mi presencia, ni mi sonrisa de aliento; estaba lejos de mí y de todos nosotros, en el mundo creado por las páginas de aquel libro y por sus particulares ensueños. Construía un espacio propio, íntimo, en el que mi sonrisa y yo estábamos de más. Así lo demostró bajando de nuevo la vista, ignorándome con el resto del universo hostil que ese libro mantenía a raya página tras página. Y mientras me apartaba con sigiloso respeto de la verja, pensé: Herodes se equivocó. Quizá ella se salve un día. Tal vez esa niña solitaria y tenaz nos haga mejores de lo que somos.

domingo, 1 de junio de 2008

El batacazo del Vaticano


Aún soy incapaz de comprender ciertos temas que me dejan totalmente atónito y perplejo. ¿Aceptaríamos que un grupo de personas tomaran las riendas de nuestras vidas y decidieran como y cuando podríamos satisfacer el hambre? ¿nos encontraríamos a gusto con alguien que nos dijera que no podemos dormir o descansar? ¿Seriamos capaces de aceptar sin ni siquiera opinar de cómo deberíamos distribuir nuestro tiempo libre?; sinceramente sería el mayor atentado contra el ser humano que se cometería, porque dejaríamos de ser entes con capacidad individual de evolucionar y pasaríamos a engrosar las filas de la completa alienación por parte del ser humano.

Desde que la historia se conoce, y aunque con muchos datos hipotéticamente veraces y científicos, el hombre ha tenido la capacidad de tergiversar el contenido real de los hechos, y uno de los grandes actores de esta farsa ha sido la cultura judeocristiana, que se ha empeñado una y otra vez en hacernos seres anodinos y completamente castrados de mente (y de cuerpo si les dejamos). A lo largo de los siglos se han cometido tantas perjurias en nombre de un tal dios, que si son en nombre de Antonio, o de Andrés, ya no serían permisibles, pero como Dios lo permite todo, parece ser que el asesinato en su nombre era disculpado con mayor agrado… En la actualidad desgraciadamente asistimos a otro intento de asesinato, el de nuestra valoración personal como individuos y como personas que pueden decidir como se obtiene el placer de nuestro cuerpo o no.

No solamente no son conscientes en la sociedad en la que vivimos, de serlo posiblemente deberían dedicar más tiempo a su desmedida auto salvación, sino que además se empeñan en mantener una cruzada ante la evidencia, ante los hechos reales, ante las devastadoras conclusiones que ofrece una enfermedad como el SIDA, y aunque no sea el único medio preventivo, el uso del preservativo tiene varias finalidades completamente coherentes ante las necesidades de un ser humano cada vez mas manipulado. Ya, por el tan solo hecho de evitar riesgos de contagio con la citada enfermedad, sería lo más evidente que se le apoyara con total unanimidad, salvo claro está que se piense que sobramos unos cuantos de este planeta.

Y para rematar esta gloriosa y audaz tarea, que alguien pueda decidir por nosotros de que manera, cuando y como obtenemos el placer con nuestro cuerpo, es ya la absoluta insensatez, y el mayor atentado que conoce el ser humano en los últimos tiempos. Por no decir, que hasta en el vocabulario tendrían que evolucionar hoy en día casi nadie usa la palabra fornicar, cada cosa por su nombre y si eso se lo dices a un muchach@ de 17 años, te contestará: ¿ese grupo donde toca?. Seamos un poco más serios señores, al pan pan, y al follar follar, y no nos andemos con tantas florituras para decir que ni podemos follar porque es ¿pecado? y además que la única manera de no contagiarse de SIDA es el no practicarlo. El cuerpo del ser humano nació para obtener placer y cuanto menos placer le demos mas deteriorado se encontrara, así que ustedes mismos. Yo de momento me voy a disfrutar del placer que me parece además de sano y saludable, una cuestión indispensable para el enriquecimiento de mi propia persona.