jueves, 4 de diciembre de 2008

LA EDAD DE LA IGNORANCIA

En sus sueños, Jean-Marc es un caballero con una brillante armadura, una estrella del escenario y de la pantalla, y un novelista de éxito que tiene a las mujeres rendidas a sus pies.
En la realidad, es un don nadie, un chupatintas, un marido insignificante, un padre fracasado que fuma a escondidas. Pero Jean-Marc consigue resistir sin caer en la tentación de su mundo de sueños y decide darse otra oportunidad en el mundo real.
Esta comedia revestida de drama, o quizá sería mejor decirlo al revés, este drama con trazos de comedia, viene a cerrar la trilogía de Denys Arcand iniciada hace casi dos décadas y que incluye los dos títulos "El declive del imperio americano" y "La invasiones bárbaras". Una trilogía en la que Arcand reflexiona con crítica y desesperada ironía sobre la vaciedad espiritual y ética de la vida contemporánea en la sociedad americana desarrollada, símbolo del resto de las sociedades del bienestar que configuran occidente, y que son hoy la materialización palpable del fracaso de los sueños ilustrados y sesentayochistas, en gran medida, de toda nuestra civilización como espacio real para la vida plena.
La película de Arcand se deja ver, y es probable que su visionado salga beneficiado y reforzado con el de la trilogía completa. El tono del drama es agridulce, muy en la línea del resto de trabajos del canadiense, y algunas de la secuencias oníricas resultan a partes iguales simpáticas y reveladoras, efectistas y concluyentes con respecto a la tesis que se quiere plasmar. Pero el problema de la película, que lo es del guión y de su plasmación en imágenes, es precisamente ese: se nota en exceso que el artista nos presenta una tesis, una reflexión cultural y política con moraleja incluida, y por ahí la cinta hace agua sin remisión.
Los planteamientos reflexivos de Arcand son en este sentido tópicamente cargantes, llenos de lugares comunes, de ideas manoseadas hasta la extenuación y la emoción emerge de los planos en contadas ocasiones. Pero quizá lo más molesto del intento es su pedantería adornada de comicidad, su tendencia a lo trascendental analítico pero envuelto en píldoras humorísticas, con secuencias como la del torneo medieval que uno no sabe muy bien qué demonios hacen en el trabajo, cuál es su objeto, además de estirar el metraje.
Las metáforas visuales, además de ser forzadas, están construidas mediante lugares comunes previsibles hasta en los jardines de infancia, logrando que la tesis defendida (algo que no le suele sentar nada bien al cine de primer nivel: defender tesis) suene a reiterativa, a ejercicio académico, a cine antiguo, anoréxico y a falta de toneladas de vitaminas.
Creo que el tiempo pasará rápido y mal por esta película en la que los actores, encabezados por el espléndido y creíble Jean-Marc de Marc Labreche, están francamente bien. Pero si desde aquí pronostico que el tiempo hará envejecer mal esta Edad de la ignorancia, es probable que también ejerza de tabla de salvación, pues en universidades y en otros ámbitos de estudio, qué duda cabe, la trilogía de Arcand ofrecerá elementos de estudio en abundancia a eruditos y estudiosos. Ahora, cine, lo que se dice cine, más bien poco.
De todas formas, y teniendo el panorama en el que nos desenvolvemos, estamos ante una película de indudable dignidad que encontrará sin duda su público, un público dispuesto a que le den una clase de ciencia política y social sobre nuestro tiempo mientras esboza, de vez en cuando, alguna sonrisa. Tampoco está tan mal el plan.
http://www.golem.es/laedaddelaignorancia/

lunes, 1 de diciembre de 2008

ALFREDO GONZALEZ UNA VEZ MAS


Y es que este chico no para, asi que hay que seguir su estela porque empieza a prometer su trabajo tanto que nos deja casi sin aliento. Esta a puntito de salir al mercado su nuevo disco en asturiano, en donde nos vuelve a sorprender con un giro de 180º en su concepto musical, para dejarnos con la boca abierta. He de reconocer que esperaba gaitas y tambores con una fusion de folk, pero chicos esto es una caja de pandora. Espero que lo disfruteis.