jueves, 25 de septiembre de 2008

MARILLION


THIS STRANGE ENGINE (1)





Hay un chico que vino a este mundo
A manos de una santa mujer en un lugar santo (2)
Llevaba un abrigo rojo y paseaba un bulldog
Los vi reflejados en el espejo de los lagos
Vivió a la sombra de las montañas
Con el olor a desinfectante, viejo cuero polvoriento
Y la madera pulida de su cama
Nada más que un niño dando de comer a los cisnes en el río
Cogido de la mano de su madre
Y la bolsa de papel encerado del pan de ayer
Y su padre en la otra punta del mundo
En las rejas de los barcos y alguna marea lejana
Con un seca lágrima silenciosa por los recuerdos de casa en la lejanía
En sus ojos lejanos
En sus ojos lejanos

El olor de la cera en el suelo de madera
La mezcla de betún y jabón
Sin niños a quien temer o con quien jugar
Filas de vaciós ganchos para abrigos
Un piano de pared y los chicos del coro
Aún le recuerdan a justo antes de nacer
Le recuerdan a justo antes de respirar
Extrañas visiones de Dios en la niebla
Tornan las ciudades en familias
En pueblos de almas
Cernido en el aire mientras duermen
Con sus casas invisibles
Persiguiendo la luna entre los edificios
Corriendo tan rápido como pude
Mándame a los fantasmas de la Navidad
susurrando, "Tú eres el único"

Y siempre, desde que fui niño,
Jamás sentí que pertenecía
Como que todo lo que me hicieron
Era un experimento para ver
Cómo aguantaría la ilusión
En qué dirección saltaría
Si lo haría igual
Que los actores en el juego
O se lo escupiría de vuelta
Y no dejarme atrapar en sus reglas
Y vivir de acuerdo a las mías
Y no ser usado, no ser usado
Encontrar las verdades fundamentales
Iba a tardar un tiempo
Pasados treinta y cinco veranos
La sabiduría de cada año que pasa
Parece servir tan sólo para confundir
Parece servir tan sólo para confundir

Papá salió de la marina y nos llevó
A su sucia ciudad gris
Y trabajó abajo en la mina para el Servicio Nacional
Para que pudiese estar con nosotros
Había un púrpura mágico en el cromo del tubo de escape
de su motocicleta Triumph
Y el calor del aceite y el metal y la emoción de la esquina cerrada
Sujetándome fuerte

Desde el horizonte
Vino a casa desde la marina hasta la mina
Desde el horizonte
Para estar enterrado en vida
Se llevó sus sueños bajo tierra
Y enterró su tesoro en sus ojos lejanos

Y un día, mientras el niño yacía durmiendo bajo el sol
de una tarde medio olvidada
Una nube de abejas sin ninguna dirección, y sin cerebro
encontraron al chico, y decidieron que había llegado su hora
Bajaron del cielo
Le picaron en la cara
Una y otra vez
El dolor azul
Gritando como en el bautismo
Intravenoso, ¡Dios!
Como ser elegido
El dolor azul de algo sin cerebro
No lo puedo explicar
Está ocurriendo otra vez
Está ocurriendo otra vez

Oh, mamá, papá, ¿os podéis sentar conmigo un rato?
Oh, mamá, papá, ¿me podéis refrescar la memoria?
Contadme cuentos de la Bahía de Montego
Las montañas planas, peces voladores, arañas de plátano, botes de pintura
Y el sol en el ecuador
Poniéndose como una brasa tirada en la profundidad del agua
Desde el carmesí al negro
Pero que vuelve
Mañana
En el horizonte

El dolor azul
Se desvanece hasta un punto donde no desvanece
Permaneció
Azul
Removió su corazón de abrigo rojo a esta extraña máquina
Este amor

Este amor
Este inconveniente, ciego, diamante de sangre
Este puzzle
Que no entiendo
Que no conoce la fe
E intenta y falla
E intenta otra vez
Mira el mar
La oscura profundidad de la noche
Una última vez
Y sangra
Y sangra
Y muere por ti
Y miente
Y es culpable
Y no es el mismo
Y es verdadero
Y es verdadero

(1) Resumiendo las palabras de Steve Hogarth, la letra de esta canción le vino durante una noche y se tuvo que levantar para escribirlas porque si no sabría que se le olvidarían. Es una canción en homenaje a su padre que sacrificó su vida como marino en ultramar para estar junto a su familia.

(2) Steve Hogarth nació en un hospital que llevaban unas monjas.

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