lunes, 15 de diciembre de 2008

A TRABAJOS FORZADOS

A trabajos forzados me condena mi corazón,
del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.
No concibe mi alma mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.
No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez, declare mi inocencia,
porque, en este proceso a largo plazo,
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.
No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez, declare mi inocencia,

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...

Anónimo dijo...

Imagino que cuando un sentimiento es lo suficientemente verdadero ninguna de las partes involucradas querría que una condena fuese la forma de vivirlo. De ser así, al final, el peso de las cadenas terminaría por destruir lo que una vez fue bello. Vivir en libertad un sentiminto, aún en términos de ausencias quizás sea la única manera de conservar algo de lo que fue, es o pudo haber sido.

Bella canción pero muy triste, amigo. No le parece?